Erasmus course in Vienna
Del 4 al 9 de agosto viví una semana que, como profesora, me ha marcado profundamente. Participé en Viena en un curso intensivo de Inteligencia Artificial organizado por Europass Academy, una formación de 30 horas impartida íntegramente en inglés. Éramos 20 docentes de distintos países —Italia, República Checa, Hungría, Irlanda, entre otros— unidos por un mismo interés: descubrir cómo integrar la IA en el aula para mejorar la enseñanza.
La riqueza de esta experiencia no estuvo solo en el temario, sino en el intercambio constante. Cada conversación era una ventana abierta a otros sistemas educativos, a diferentes formas de entender el aprendizaje y a estrategias reales que mis compañeros ya aplicaban en sus clases. Poder compartir mis propias experiencias y contrastarlas con las suyas fue tan enriquecedor como aprender nuevas herramientas.
El curso nos introdujo en más de 30 recursos de inteligencia artificial listos para aplicar en la docencia. No nos limitamos a conocerlos: vimos vídeos, hicimos ejercicios prácticos y diseñamos situaciones reales para poner en marcha en clase, especialmente en la enseñanza de idiomas. Esta combinación de teoría y práctica nos ayudó a entender no solo cómo funciona la IA, sino cómo adaptarla a contextos educativos diversos y a necesidades concretas del alumnado.
Partimos de preguntas que nos afectan directamente como docentes:
¿Cuál es nuestro papel en un mundo cada vez más influido por la IA?
¿Cómo utilizarla para potenciar el aprendizaje y el bienestar del alumnado?
¿Puede ayudarnos a identificar antes a los estudiantes que necesitan más apoyo?
¿Es posible automatizar ciertas tareas sin perder el contacto humano que define la educación?
El programa fue muy completo: desde los fundamentos de la IA y el vocabulario básico, hasta el diseño de planes de clase con chatbots, estrategias para fomentar el pensamiento crítico o la creación de avatares para aumentar la motivación del alumnado. Cada día incluía una “discusión del día” que nos obligaba a reflexionar, debatir y buscar aplicaciones reales a lo aprendido. Estas conversaciones fueron, sin duda, uno de los momentos más valiosos, ya que nos permitieron conectar la tecnología con la pedagogía y la realidad del aula.
Más allá de los contenidos, este curso me ha dado mucho más: la oportunidad de conocer docentes apasionados de toda Europa, descubrir nuevas formas de enseñar, profundizar en el potencial de la inteligencia artificial en la educación y, de paso, disfrutar de una ciudad tan inspiradora como Viena. Regreso con ideas frescas, herramientas listas para aplicar y, sobre todo, con la certeza de que mi camino como profesora es un viaje continuo en el que la formación y la innovación deben ir siempre de la mano.
Ana Megías Valverde
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